Crianza en Libertad en Matavenero

El pasado fin de semana tuve el placer de asistir al festival de la familia de Matavenero. Allí hablé de los proyectos de crianza respetuosa de la ciudad de León.

Tuve también la oportunidad de conocer otras iniciativas cercanas: la escuela en el bosque Nenea y la escoliña de Vilar.

Se me ponen los pelos de punta leyendo las palabras con las que la asociación km28 describe lo que para ellos representa el precioso valle de Matavenero: "dejar atrás lo conocido y lo cotidiano para adentrarnos poco a poco en un camino extraño lleno de curvas y baches, de subidones y bajones, de luces y sombras... y donde a menudo se piensa en retroceder. 28 es el Kilómetro que marca la entrada a Matavenero en la nacional que une Ponferrada-Astorga; a partir de ahí te espera un viaje “movidito” por un sendero de tierra sin señalizar, lleno de curvas y baches. ..comienza un viaje de sensaciones y dudas ¿seguir adelante por un camino que parece no llegar a ningún lado? ….Todo depende de ti, de hasta dónde te atreves a descubrirte. Pararse un momento, confiar y abrir bien las pupilas para encontrar el sentido de seguir adelante en el camino hacia Matavenero … “porque quizás tengas que descubrir sus colores, sus bosques, sus piedras, su cotidianidad, sus gentes, su arte, su música, su multiculturalidad, sus intercambios, su espiritualidad, sus noches, sus hogueras, sus hogares, sus conversaciones, su sencillez... y en el fondo de todo, a ti mism@"

Es difícil explicar con palabras lo que se siente al llegar a Matavenero: la primera impresión es la belleza, es un lugar precioso, donde la naturaleza lo impregna todo, hay mucha agua, riachuelos por todas partes, muchas piedras, se respira calma, sencillez y pureza. A mí personalmente me encantó encontrarme con helechos ya que me evocó a mi Asturias natal y a mi infancia.

A esa sensación de belleza se le une sensación de cierta inseguridad al abandonar lo conocido para comenzar una pequeña aventura en la que no sabes cómo te sentirás ni qué pasará. En la que sales de un mundo repleto de servicios y estímulos para encontrarte en un lugar donde solo estás tú mismo, la naturaleza y una pequeña comunidad.

Al pasar las horas descubres que ese abandono del mundo que conoces por una parte es una gran liberación: ya no tienes mensajes acumulados esperando ser leídos en el correo electrónico, no tienes televisión, ni necesitas saber qué hora es para ir a ningún sitio. Tienes la oportunidad de hacer lo que quieras sin prisas: mirar una araña bajar una pared, darte un baño en el río, pintar unas piedras con barro,... Creo que es el lugar ideal para la expresión (artística, musical,...) es el lugar ideal para concentrarse en uno mismo (sin distracciones ni estímulos externos) y en lo que cada uno tiene dentro y quiere expresar.

El encuentro de crianza en libertad al que tuve el placer de asistir fue una gran experiencia. Las personas que nos acogieron en Matavenero nos hicieron la comida con mucho amor y nos abrieron las puertas de su pueblo con un trato muy cercano y familiar.

Para los niños esta aldea es mágica, es un lugar sin trafico donde jugar en la naturaleza y la calma. Mi hijo lo disfrutó muchísimo.

Cuando llegó la hora de irse tuve que mirar atrás con cierta nostalgia. Parecía que un pequeño pedacito mío se quedaba por allí.